miércoles, 30 de diciembre de 2009

Noches de Tormenta...




Entrada 8: Ficción 2



Era una noche fría, de luna llena. Llovía, como si no hubiese llovido nunca y las nubes tuvieran que descargar toda el agua acumulada a lo largo de tantos años. Estaba sola en casa, sin hacer nada más que escuchar el ruido de la lluvia y mirar por la ventana la nada. Llevaba así varias horas, no sabía qué hacer y después de estar dando vueltas por todas partes decidió pararse, y esperar. En realidad desde que se fueron a vivir allí nunca se imaginó así. Cuando se enteraron de que la casa estaba en venta y fueron a verla, desde un principio le pareció enorme, y no le gustó. Odiaba la sensación de soledad, el estar varias personas dentro de una misma casa y por el contrario no oir nada más que el vacío debido a las grandes dimensiones del hogar. Hogar. En realidad para ella eso no era un hogar, por esto costó convencerla de que era la casa perfecta y el lugar ideal para ser felices. Ella no estaba segura, y aún así él estaba tan entusiasmado que no pudo evitar aceptar. Y sorprendida descubrió que tenía razón: era el lugar perfecto, ideal. Todo estaba amueblado así que hicieron un gran trabajo de limpieza y pintaron las paredes para darle un toque más juvenil y alegre a la casa, ya que todo era bastante lúgubre, y eso sumado a lo grande que era, la hacía un tanto siniestra. Pero en cuanto se mudaron descubrió que nada podía ir mejor.




Y ahora, ahí estaba, sentada frente la repisa de la ventana y sin saber qué hacer. Todavía no se lo podía creer, esto no podía ocurrir. No podía dejar que eso pasara, y sin embargo, ahí estaba, escuchando la tormenta y sin ser capaz siquiera de llorar. Ya ni tan solo estaba nerviosa, llevaba tanto tiempo esperando, que los nervios se habían cansado y la habían abandonado quedándose aún más sola todavía.




Todo estaba muy oscuro, no se había molestado en encender la luz cuando empezó a anocher y los débiles rayos de la luna quedaban ocultos tras la cortina de agua que caía del cielo. Tampoco se veía la calle. Seguro que había zonas inundadas y todo estaba lleno de charcos.




De repente, el fuerte golpe que se produce hace que rebote. Debe de ser alguna ventana que me dejé abierta y el viento la ha cerrado. Si esto es así seguro que a estas alturas estará todo empapado, pero no importa. El miedo y la tristeza que siente la hacen incapaz de moverse. Sigue así, casi sin parapadear y siendo consciente de su desgracia. Ya son las tres de la madrugada.




¡¡¡RRIIINNGG!!!




Vuelve a revotar, pero esta vez todo seguido se levanta y va corriendo al piso de abajo. Debe ser lo que llevaba tanto tiempo esperando. En cuanto que ha sonado no se lo ha pensado dos veces y se ha encaminado a cogerlo, pero justo cuando descuelaga: han colgado. ¡Miércoles! Que mala suerte...




Cuelga y decide quedarse un rato al lado del teléfono por si vuelve a sonar, pero justo entonces se da cuenta de algo. Hay pequeños charcos en el suelo que provienen de la cocina. Son huellas, alguien está dentro, y por lo visto se ha dirigido al piso superior.






-RECURSOS EMPLEADOS-



Con tal de conseguir que los lectores se queden con ganas de saber más y mantener su atención he pensado en crear una historia que les implique emocionalmente ya que el recurso de la intriga y el suspense se mantiene a lo largo de todo el inicio del relato. Empieza con la descripción de un espacio solitario y triste al encontrarse la protagonista en una gran casa sin compañía de nadie en plena madrugada de una noche de tormenta. Esto muestra un ambiente siniestro y mantiene a la gente en vilo, esperando lo próximo que va a ocurrir. Otro recurso que he utilizado tal y como he comentado anteriormente es la intriga. El hecho de no saber qué es lo que ha ocurrido que no se esperaba la chica hace que quieras saber más y mantengas tu atención para no perderte nada. Además, he procurado introducir elementos de sorpresa . Todos pensaban que finalmente con la llamada de teléfono se descubriría porqué está sola y tan triste, pero en cambio, no llega a coger la llamada y en el último momento se da cuenta de que no se encuentra sola en esa casa sino que hay alguien más.

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